miércoles, 11 de agosto de 2010

Asistir al teatro siempre es gratificante

“Abrir la ventana”

ESTELA LEÑERO FRANCO 
Un niño enfermo no puede salir a la calle y lo único que le queda es ver pasar la vida por la ventana. A través de sus ojos las actividades cotidianas y el mundo exterior se resignifican. 
Margarita Mandoki adapta y dirige la pequeña obra de teatro de Rabindranath Tagore, El cartero del rey, y la ubica en un pueblo de México rescatando sus tradiciones. No es el vendedor de queso sino el panadero con sus cocoles, conchas y moños en su cesto a la cabeza; no el guardia sino el cínico policía y el organillero es el que le da a Amal un motivo para que sus días tengan una ilusión. En Abrir la ventana no hay un rey, sino que es Yuma, un hombre de conocimiento de raíces indígenas, respetado por todos, al que Amal quiere acercarse. Con la visión acertada de la adaptación compartimos el universo material y espiritual de Tagore para revalorar la vida y amar lo que se tiene. 
Abrir la ventana es una obra infantil donde más de 15 niños alternan funciones interpretando diferentes papeles. Los niños son en su mayoría estudiantes de actuación que después de un casting se quedaron en la obra. Ellos logran una buena interpretación gracias a sus capacidades histriónicas y por la sensible dirección de actores realizada por Margarita Mandoki. De manera irregular son las actuaciones de los adultos, aunque hay chispazos cómicos con la presencia del policía, y el escenario se ilumina cuando Esther Orozco nos hace ver con sus ojos las realidades que imagina. 
La directora y Ana Lourdes López, encargada del movimiento escénico y la codirección, realizan un trazo escénico con exceso de movimientos tanto actorales como escenográficos, dificultando la apreciación de las situaciones y la ubicación de los puntos de vista. La ventana se mueve de aquí para allá; se confunden los lugares que los personajes ven mirando al público, y nuestra imaginación se esfuma. A veces sí y a veces no, se respeta la convención del adentro y del afuera. Y los personajes, cuando están quietos, pierden la relajación. Confiar en la evocación de los espacios por parte del espectador enriquecería la propuesta. 
Abrir la ventana es una obra alentadora que indaga en las motivaciones del ser humano a través de un niño. Nos muestra cómo el tener un deseo, en este caso convertirse en el mensajero de Yuma, da fuerza y reorienta las acciones de tal manera que se puede obtener lo deseado no importando su utilidad. La manera en que Margarita Mandoki coloca la historia en nues- tra realidad mexicana propicia una mejor identifi cación. Actualmente se presenta en la Sala Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque, sábados y domingos a las 12.30 para concluir temporada el 22 de agosto.